martes, 24 de marzo de 2009

Perros tras la pantalla

Vaya, vaya, ahora que veo la fecha del último post, me doy cuenta de cómo corre el tiempo.
Hoy me gustaría hablar de perros de película, o de serie, da igual. Pero no voy a hablar de los perros protagonistas de las películas de Disney tipo Beethoven o cosas por el estilo (los cuales son igualmente respetados aquí, no se malentienda). Me gustaría mencionar a esos perros "secundarios" o casi "inadvertidos" que dejaron huella (de zarpas, claro) en esto del celuloide o la pequeña pantalla.

El primer perro del que vamos a hablar es Hobo, el pequeño vagabundo. Hobo, un Saarloos canadiense, se llamaba en realidad London, y durante finales de los 70 y principios de los 80 nos mostró sus curiosas aventuras

ayudando a pobres, niños y demás personas con problemas a salir adelante. Era curioso cómo al final de cada capítulo, las personas a las que había ayudado intentaban quedarse a Hobo como mascota. Pero Hobo, muy poco amigo de correas y collares, siempre se las arreglaba para desaparecer sin dejar rastro en busca del siguiente pueblo.

Muy mítica es ahora la imagen del perro marchando solo bajo el sol por los arcenes de desiertas carreteras en busca de nuevas aventuras.





Nuestro siguiente artista en aparecer es el pequeño gruñón que acompaña a Mel Gibson en Mad Max II. Este pequeño perro ganadero australiano subsiste en un mundo devastado por las guerras acompañando al aventurero Max, un antiguo policía más o menos justiciero.
Su nombre, no lo sabemos, pero en la única ocasión en que Max se dirige a él directamente, lo hace como "compañero", así que probablemente el perro no tuviera nombre. Pequeño, pero con la valentía de enfrentarse a cualquiera con el fin de que probara sus colmillos en cuanto la cosa se ponía fea. Tanto es así, que salva a Max de una muerte segura poniéndose él como blanco.



Este es Seymour, el perro de Fry. Seymour era un perro callejero al que nuestro amigo Philip adopta como amigo, (en realidad era casi su único amigo en el siglo XX) y con el que pasa casi todo su tiempo hasta que se criogeniza. Una de las virtudes de Seymour era que sabía hacer tres cosas a la vez; nadar, comer y cagar, sobre todo si era dentro de un puchero de albóndigas de la Pizzería Panicci´s. Otra gran cualidad de nuestro amigo era que sabía "cantar" Walking on sunshine e incluso hacer los coros. Estando ya en el siglo XXXI Fry encuentra el fósil de Seymour, y con la ayuda de su sobrino, el profesor Hubert Fansword, se propone clonarlo. Al descubrir que Seymour vivió hasta la avanzada edad de quince años, Fry desiste, pensando que su amigo había vivido doce años más sin él y suponiéndole una vida mejor. El final de la historia ya la conocéis. Si no es el caso, ¿a qué esperáis a ver "ladrido jurásico" de Futurama?